Para mi existen dos tipos de ciudades. Las bellas y famosas, con lugares increíbles que despiertan en ti una profunda admiración. Las segundas son ciudades que con su magia oculta y melancolía despiertan sensaciones inexplicables.
La ciudad que me hizo sentir que había regresado a casa después de un largo viaje, y que pude mirar a los ojos y decirle “Aquí estoy” fue Budapest.
Budapest ofrece amor a primera vista. Esta es una ciudad donde poetas, artistas y escritores pueden encontrar su musa inspiradora. Es más que una ciudad para visitar en vacaciones, es una ciudad para hacer parte de tu historia personal. Budapest está compuesta por dos ciudades Buda y Pest, separadas por el Río Danubio pero conectadas por un solo corazón.
Mágica e indescifrable, eso es para mí Budapest. Una ciudad a la que llegue el 17 de Mayo, en con una primavera que adornaba sus calles y jardines. Fue la inexplicable melancolía que sentía al recorrer sus calles. Casi como un susurro me contará cómo ha presenciado innumerables episodios a lo largo de su historia. Sus heridas la hacían aún más bella y misteriosa para mi. Al recorrer Pest, una nostalgia invadió los huesos, y al igual que el frío de la primavera que abre paso al verano, su gente vivir lo nuestro
En este momento puedo cerrar los ojos y transportarme hasta Budapest. Puedo recordar exactamente cómo fue cuando baje del avión, después de unas cuantas horas de viaje desde Estambul. El frío ese la ciudad y el anuncio que estaba en territorio de la Unión Europea, se mezcló con las imágenes preconcebidas que tenía de la grandeza del imperio Astro-Húngaro.
Para mi sorpresa, después de bajar del avión, la fila de migración fue extremadamente corta, antes de ser la última en entrevistada y con un poco de miedo al viajar con mi pasaporte Colombiano, quien hasta hace meses antes del viaje, necesitaba visa para ingresar al espacio Schengen.
Pero estaba allí, al presentar el pasaporte la persona de migración miró en su computador, los requerimientos para que yo como colombiana pudiera ingresar y después de unas cuantas preguntas de rigor, estaba bienvenida a estar en la Hungría.
Los colombianos tenemos la costumbre de imaginar todo tipo de inverosímiles situaciones acerca de viajar con nuestro pasaporte. Pero esta no es una de esas historias, mi historia con Budapest, es como el universo conspiró para llevarme a sus calles y poder recordar quien soy.
Amor en Budapest
Esta canción la escuche en Berlin, a orillas del Danubio y resume para mi lo que fue Budapest.
Querida Budapest, espero verte pronto muy pronto. Pero esta vez será una historia diferente.
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